NO HAY MÁS RUMBO QUE EL CAMINO---- BLOG DE ALBA MORALEDA

lunes, 7 de noviembre de 2011

Jefe de puerta

No nos hemos presentado. No hemos intercambiado nuestros nombres y no nos hemos dados los dos besos de cortesia, pero hemos empezado a hablar. Nos unia un espacio y un tiempo, un lugar de trabajo y un horario. Nuestras vidas se han juntado. Yo estudiante, inexperta, buscando uno ahorros para cubrir caprichos. Él, padre de familia, de unos cincuenta años, ganandose la vida para sacar a su hija adelante.
Me ha contado que vivió en México dos años con su mujer, me ha enseñado la foto de su preciosa hija y no ha parado de maldecir su trabajo. 7 horas de pie, vigilando, controlando, informando dónde esta la sección de cremas, la juguetería. Ayudando a una anciana a bajar las escaleras, a una madre con el carrito del bebé. Educado, servicial, con buenas palabras para todos.

Enfundado en su chaqueta roja , walkie talkie en mano, se pasea de un lado al otro de la puerta. Revisa bolsas que pitan al pasar. Pero se siente frustrado. Mal pagado, poco respetado por sus superiores, tratado a veces con desdén por los clientes. Con poco tiempo libre para disfrutar de su familia.

Sin que se diera cuenta le observaba, no podía evitar pensar cómo se sentiría al levantarse por las mañanas. Me ha conmovido. Era un señor con comentarios inteligentes, amable y no podía soportar la tristeza que reflejaban sus ojos, su pesar, el mal estar de pasar las horas muertas en la puerta de unos grandes almacenes día tras día. Para colmo sin una mísera banqueta en la que reposar de vez en cuando.

Para mi es domingo, mañana vuelvo a la universidad y no regresaré hasta el sábado que viene. Pero no puedo dejar de pensar él, en los que ocupan puestos como él. Trabajos en los que no se piensa en el empleado, en sus condiciones.

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