El periodismo que nos rodea, queda muy lejos de ser un periodismo al servicio de los intereses de los ciudadanos del mundo, de ser un periodismo para las personas. La información no debería ser tratada como una mercancía de consumo más, que se intercambia a un precio acordado, sino que ha de ser considerada como un derecho de todas las personas, que nos posibilita ser libres. En este sentido, la información no tendría que verse afectada por intereses de partidos políticos o de empresas, algo que en la práctica comprobamos a diario. La combinación del ánimo de lucro de las empresas informativas y su financiación a costa de la publicidad, restringe la libertad de los medios, les hace dependientes de los anunciantes y en muchas ocasiones les priva de poder hacer públicas informaciones comprometedoras. En palabras del poeta Luis García Montero, “la salida a Bolsa de los grupos mediáticos (…) convierte a los periodistas en ejecutivos y transforma las redacciones en centros de negocios”. El biombo que separa la redacción de la parte empresarial ha caído, y dejan de estar al mando del periodismo los periodistas para convertirse la función de informar en un servicio para ganar dinero.
Hoy en las empresas informativas, según el testimonio del prestigioso periodista Javier Bauluz “no existe espacio en los medios para ver el mundo a través de los derechos humanos, para ver el mundo a través de los ojos de los más desfavorecidos, para contar la vida de los nadie”. La insatisfacción de muchos periodistas ante el panorama actual de información, les llevó a redactar el “Manifiesto del periodismo y derechos humanos”, donde se recoge como máxima la independencia de la que ha de gozar el periodista para poder prestar un servicio fructífero a la sociedad, lejos de intereses particulares y establece la Declaración de los Derechos Universales del Hombre como marco ético del periodista.
Desde asociaciones como Periodismo Humano, fundado por periodistas con una larga trayectoria profesional , reclaman otra forma de periodismo y se levantan bajo la bandera de “otro periodismo es posible”. Reclaman una información gratuita para todas las personas, sin ánimo de lucro y sin dependencia de ningún tipo de otras entidades. Reivindican que el cambio de rumbo del periodismo es factible, pero que necesita el apoyo de la sociedad, de organizaciones, para que proyectos como este de Periodismo Humano puedan salir adelante. Desde esta asociación proponen como su forma de sostenimiento las donaciones de socios, de todas aquellas personas que estén cansadas de la dinámica que siguen los medios convencionales de información y quieran un cambio en el periodismo.
El avance de las tecnologías facilita y simplifica todo este proceso de hacer pública una información. Ahora los medios no tienen el monopolio de la información, no son imprescindibles, cualquier ciudadanos puede acceder a las herramientas necesarias para contar lo que sucede en el mundo. En esta línea y dentro del debate “El periodismo en la era Wikileaks”, cruzaron opiniones representantes de El País, The Guardian, ABC, Informe Semanal, y el director de Periodismo Humano, Javier Bauluz. Este último declaró “Wikileaks es una muy buena noticia para el periodismo y una vergüenza para los grandes medios (…) los medios han perdido la exclusividad del megáfono; vivimos ya en un ecosistema de la información diferente donde las redes sociales y medios digitales están en el centro del proceso”. Que una organización tan pequeña como la de Julian Assange haya podido causar cierto control sobre las grandes empresas mediáticas evidencia el cambio de rumbo de la actividad informativa, que posibilita la red.
El periodismo necesita un cambio y esto es posible con la concienciación y el apoyo de todos. La reestructuración del quehacer periodístico es necesario, reconducirlo hacia un periodismo humano para la sociedad. Hay vida más allá de lo que los medios nos presentan, o mejor, más allá de lo que nos quieren presentar. Tan importante como la educación o la sanidad, es la información, una sociedad mal informada no es libre y no va a ninguna parte.
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